miércoles, 10 de junio de 2015

LLUEVE



Llueve. El agua se lleva  hasta los sumideros todo lo caduco. Todo lo que estorba. Y tienes la oportunidad de sentirte limpio de nuevo. Quizá por eso bautizan, desde antiguo, a los niños que nacen con agua.
Una nueva vida comienza Con todo lavado y olvidado.
Es la fuerza de la esperanza que emerge por encima del escepticismo e inclusive sobresaliendo sobre el realismo. Realismo, ¿para qué? Hoy no me interesa.
Hoy solo quiero ver llover. Esa ducha consistente y perseverante. Y cómo, después, todo queda limpio. Y el aire se perfuma del olor a tierra húmeda. Y virgen. El olor de los comienzos.



Y, además, después de las tormentas suele salir el arco iris.  Que nos recuerda que hay milagros. Que se sobreponen a la fealdad. A la rutina y a la desesperanza.

Ya sabemos lo que hay. Pero, de vez en cuando, llueve. ¡Gracias a Dios!